18 de marzo de 2023

DE LOS QUE ATESORAN

Como un impostor, sentado junto a una poeta, junto a un escritor, frente a personas dedicadas en cuerpo y alma a una ilusión, frente al sol que calienta y despereza la Alameda. 

Hay un ligero aroma a azahar que viene de algún sitio, de alguna calle cercana salpicada de naranjos, de algún templo abierto en estos últimos días del invierno. 

Han vuelto viejos tiempos, días de préstamo de tebeos entre amigos, del editor Toutain y sus concursos; han aparecido nuevos tiempos, autores desconocidos para mí, libros que nunca leeré, cosas que no sabré. 

Vuelvo a casa dando un paseo, recorriendo un sendero de asfalto que cuenta la historia de esta ciudad, y siento que no soy de ningún sitio o de muchos, de todos, a la vez. Me veo desde fuera de mi mismo, caminando, solo, hacia el futuro, hacia otros tiempos, inciertos, líquidos, inestables como arenas movedizas. 

Y me siento afortunado, consciente de que no me conozco, de que no sé quién soy, pero sí lo que atesoro, afectos e ilusiones, historias y recuerdos, amigos y amores. 

Y sé que hay un espacio infinito, un lugar en mi corazón en el que cabe todo, lo que conozco y lo que no, los libros y los amigos, y quienes me quieren, y mi suerte. Mi suerte, que es esa razón por la que estoy incluido entre los que atesoran, los que guardan para siempre, los que nunca olvidan. 

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