14 de diciembre de 2020

300 Y PERSÉPOLIS

(PROGRAMA MIL PALABRAS. 8 DE SEPTIEMBRE DE 2009 )
Unir estas dos novelas gráficas de contenido y realización tan distintas puede parecer fantasioso, pero hay elementos comunes que pueden ayudar a establecer puentes de unión entre ambas historias. Pero, ¿qué tienen en común la narración de una batalla legendaria y la historia intimista de una iraní?, ¿Por qué unirlas?. Además de otras coincidencias, como el que de ambas obras se hiciera una película, las une el hecho de que en ambas, de alguna forma, el enemigo es común, es Irán o Persia y la tiranía de un Estado. Desde la comparación, para 300, Persia es el imperio opresor que quiere invadir una tierra cuna de la democracia; en Persépolis es para la autora del cómic, y protagonista de la historia, el estado iraní quien quiere invadir el espacio de libertad de la autora. Ambas obras muestran perspectivas de un mismo país separadas por casi tres mil años de diferencia, y por dos civilizaciones altamente contrapuestas.
La novela 300 es impresionante, la narración de la historia se realiza con un pulso narrativo muy intenso, de forma épica. Debe ser así porque lo que se narra es la historia de una de los acontecimientos bélicos más intensos de la historia, de como 300 espartanos detuvieron el avance de un ejército de un millón de hombres durante varios días hasta que todos perecieron, pero permitieron con su sacrificio el desalojo de varias ciudades griegas antes de ser arrasadas por los persas. Creo que se puede catalogar la historia de la gestación de esta novela como una historia de ida vuelta y otra vez ida del cine al cómic y del cómic al cine; Frank Miller ha confesado que la idea de escribir sobre la batalla de la Termópilas se la da una película que vio siendo niño, El León de Esparta, y en 2007 se realiza una película sobre esta obra de gran éxito.
En cuanto a la calidad artística de Frank Miller queda plasmada en su obra, en el empleo del color, del encuadre, de la viñeta, del formato, del claroscuro y del guión. Las licencias históricas que se permite el guión refuerzan el contenido épico y no dejan de tener un aire de fabulación de una realidad que hubiera sido posible.
Los cánones estéticos de Persépolis están en el otro extremo, frente al realismo, lo épico, la desfiguración intencionada de la figura para realzar la narración que hay en 300, está el aire näif de la historia íntima e intimista de Marjane Satrapí. Esto contribuye a que el lector sepa que no va a enfrentarse a una gran historia de luchas de grandes ejércitos sino a una narración llena de exquisiteces y de pequeños momentos.
La historia que se cuenta es la autobiografía de la autora, una iraní, que cuenta lo que es su país, alejado de lo que los occidentales pensamos que es. Irán, heredero de la civilización persa, ahogado primero por el shá luego por la revolución islámica, y en el que ella, una mujer, lo tiene aun más difícil.
Se trata de algo atípico sin ninguna duda, primero porque proviene de una cultura la musulmana, en la que está prohibida la representación de seres vivos, y segundo porque se trata de una mujer, a las que el acceso al mundo de los cómics ha estado muy vetado. De todas formas, es cierto que se publican en Francia, al igual que las otras obras de Satrapi, y que la autora, por su educación y su familia se ha occidentalizado.
Se trata, sin ningún género de dudas, de obras importantísimas de la historia del cómic.
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